Memorias de Un Replicante Sin Recuerdos

I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off shore of Orion. I watched C-beams glitter in the darkness near the Tannhauser's gate. All those... moments will be lost... in time, like... tears... in the rain. Time to die.

Thursday, December 15, 2005

Otro relato corto.

Este tuvo bastante éxito. Espero que conserve algo del encanto que tuvo ...

"El coche que me persigue por la calle haciéndome correr para salvar mi vida. El fuego que quema la cuerda de la que cuelgo. Mi última hélice en un bombardero inglés sobre Berlín. El único clavo ardiendo que separa la cumbre de la sima de lava".

Todo esto pasaba por la cabeza de Dorian mientras esperaba sentado en el banco frente al despacho del director comercial. A lo lejos se oía un desenfrenado taconeo. Las piernas tensas reflejaban los nervios incluso bajo la presión física del muchacho. Las manos sudaban notablemente, pero era habitual. Las presentaciones siempre eran así para él, aunque esta era especial. El producto no había tenido feliz acogida entre el habitual público indolente de las clases altas, que solo se preocupaban por el elemento superficial de lo que les vendían. Habían dado un cambio radical en sus necesidades y su compañera, la que se retrasaba ya dos minutos sobre la hora acordada, había sido elegida por el jefe de proyecto sin pestañear sólo con ver su lista de referencias.

"Esta chica me va a matar de un infarto a mis dulces veintisiete años. Lo que hay que ver. Ya me imagino los titulares: 'Joven sufre un infarto de miocardio esperando a su compañera.' Va a ser la risa en la 'ofi' mañana."

Entonces apareció doblando una esquina. Corriendo como si la persiguiera el demonio, despeinada y con la camisa abierta hasta el pecho, resbaló casi dando en el suelo con sus preciosas posaderas, cuando intentaba ponerse el zapato izquierdo con la mano libre. Uno de los guardias de seguridad la cogió en el último momento y ésta lo agradeció con una sonrisa forzada pero de algún modo sincera.

- ¡Dorian!- gritó al verle desde el fondo del pasillo- ¡Entra ya nos salimos de tiempo!
- ¿Qué dices, Pris?- Dorian no sabía a que se refería. Se había quedado a medio saludo, con la mano derecha colgada en el aire- ¿Qué entre ya? ¿Y qué le digo a Schlazenger?

Entrecerró los ojos mientras contemplaba el escutural cuerpo de su compañera que se acercaba atrayendo la mirada de todos. La puerta de Schlazenger se entreabrió y él se apresuró a entrar sin dejar que nadie saliera. Cerró la puerta tras de sí y observó a los allí reunidos. Tres hombres y dos mujeres le miraban con rostro sorprendido. Uno de ellos, sentado a la cabecera de la mesa de caoba fruncía el ceño y el joven de su derecha sonreía amablemente indicándole que se sentara. La habitación estaba en penumbra y sólo intuía el blanco de los ojos de los presentes con un zumbido de hélices de fondo.

- Buenas... tardes. Soy Dorian Arkenblood- acabó por decir Dorian- Mi compañera Priscylla Himmergott está llegando en estos momentos y me ha pedido que inicie la reunión cuanto antes para no demorar su decisión. Espero, señor Schlazenger, que el producto sea de su agrado y de todos los presentes.

El hombre de ceño fruncido relajó su rostro y sonrió como si se tratara de su abuelo mientras se levantaba insistiendo en el ofrecimiento del joven de su derecha.

- No esperaba menos de una pareja tan eficiente y afamada com ustedes dos, señor Arkenblood- aceptó el señor Schlazenger- Siéntese, por favor y le presentaré a la directiva de nuestro círculo.

Mientras se sentaba, se secó las manos y todos fueron presentados. Él los recibía con un ligero asentimiento y una educada sonrisa. "Total, para lo que me va a servir saber sus nombres...", pensó Dorian. Una vez finalizada la ronda de nombres, y algo más tranquilo, Dorian se levantó del frío sillón de cuero al que sus manos se quedaban pegadas y se acercó a la mesita de mármol rosa que había delante de la pizarra blanca, impoluta. ni un solo dibujo. Olió el aroma del rotulador y escribió en la pizarra con letra clara tranquila y en mayúsculas:

PRISCYLLA HIMMERGOTT DORIAN ARKENBLOOD

Tapó el rotulador y se sentó en el lateral más cercano a la puerta, no sin antes lanzarle una mirada de extrañeza. "¿Entrará o se quedará mirando las telarañas del puto pasillo? Con esta, o me arruina o me hace millonario."

En ese momento se abrieron las ventanas de golpe dejando entrar toda la claridad de la noche de la metropolis que rodeaba el rascacielos. Todos se giraron hacia los ventanales de metacrilato excepto Dorian, que parecía saber lo que ocurría. Un helicóptero apareció desde las alturas y entonces el estruendo llamó la atención de Dorian. La puerta se abrió de repente y los presentes, incluído Dorian se levantaron de sus cómodos asientos. Uno de los ejecutivos se agachó tras su sillón. Dorian observó la figura de Pris recortada contra la luz del pasillo, mientras el aire de las hélices del helicóptero levantaba todos los papeles sobre las dos mesas. No se había arreglado el desaguisado de la camisa ni del pelo. Tan sólo se había puesto los zapatos correctamente e incluso la falda estaba ahora rota por un lateral.

Todos en blanco. Papeles en blanco como la pizarra. Un pensamiento que Dorian no se sacaba de la sesera mientras Priscylla lo tumbaba sobre la mesita de mármol y le arrancaba la ropa a tirones. Con voz asustada Dorian le susurró entre el infernal ruido de hélices: "¿Estás loca?". "Cierra el pico y relájate. Estoy matando dos pájaros de un tiro".

Ante los ojos desorbitados del consejo de ejecutivos, Pris y Dorian hicieron el amor sobre aquella mesita de mármol rosa y una vez hubieron terminado, ella se acercó a la pizarra y bajo los dos nombres escribió:

PRISCYLLA HIMMERGOTT DORIAN ARKENBLOOD
AGENTES INDEPENDIENTES
VENDEMOS PASIÓN PARA SU EMPRESA

Nunca antes se había oído una ovación de tal envergadura en aquél edificio.

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home